martes, 24 de enero de 2012

Verbo OLVIDAR

Aprender que agarrarte las manos como las ansias para saltar sobre un verbo que me duele, no es más que un absurdo intento de evitar la caída más dura que he tenido en mis 21. Años, no centímetros que quisiera notar como separados en dos. De los dos.
Volar sobre las siete letras que conforman una palabra sabiendo que yo siempre floto más y que tú… tú siempre rozaste con más facilidad la comprensión de mi escritura.
Te prometo que yo un día no me propuse ser trovadora y recitarte mis poemas, sólo soy una soñadora que dibujó en abecedario aquello que sentía por ti. No me culpes –no te culpo- de tener tu alma tatuada a base de frasecitas que, no te dicen que te quieren… pero lo lees entre líneas.
Deshacerme de esta pluma que corre más que mis dedos para contarte a pleno pulmón que, me gusta imitar tu voz por las mañanas para tener la esperanza de volver a hacer sonar mi risa y verme adicta a ella. Re-enamorarme de ella. Lo estoy consiguiendo, pero la iLUsión, sin LU, no suena igual. Tampoco sin ti. Mierda, he vuelto a caer en la rutina de pintar sobre hojas. Dame pie(l) –no alas- y podrás navegar sobre los capítulos de mi garganta.
Nada funciona si no paso por tinta tus pasos sobre mi interior que gritan. Gritan que hoy he vuelto a soñar contigo y que estas heridas, no las tenía antes de dormir.
Ahora vuelo sobre Lunas que me cuentan cuentos en los que no apareces pero yo, yo siempre te nombro para que no te olviden. Ya sabes que siempre salté más alto que tú sobre ese verbo. Ese miedo.
A ti OLVIDAR, se te da mejor que a mí.

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