martes, 24 de enero de 2012

Mi guerra mundial

Dicen que ahí fuera hay guerra desde nuestro último beso. También cuentan que eso de que me hicieras daño desencadenó la batalla entre el bando decepción y confianza.
Dicen que dicen. Yo digo que digo, y desde esta trinchera, me protejo de esas miradas abrasadoras que apuntaban directas a mi ser. Siempre supiste dónde dar para alzarte con la victoria.
No has dejado de saberlo.
Dicen que ahí fuera hay guerra desde nuestra última palabra sentida. También cuentan que mi cobardía aún te quiere.
Dicen que dicen. Yo digo que digo, y desde esta trinchera con sabor a exilio, te disparo. Disparo directa al recuerdo dispuesta a destruir los restos de nuestra historia que quedan aquí.
Y si te atreves a recordarla, mírame la piel. Tus huellas se borran y mis pinturas crean un mapa rumbo a una risa que no provenga de tu voz.
¡Cuidado! Acabo de lanzar una bomba en forma de olvido a tus pies. Y, esta vez, mi mano no va a estar -siempre- para agarrarte.
Si caes, llora. Sacúdete las heridas, arrástrate y pide auxilio. Yo no dejé de hacerlo.
Esto es la guerra, y como ya sabes, en el amor y en ella, todo vale.
Eso fue amor, y como ya sabes, yo di todo.
Pero no todo valió.

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