miércoles, 25 de enero de 2012

21 años

 21 vueltas al Sol y todavía no le he terminado la bufanda.
Al Sol, que yo le haya dado 21 vueltas le da igual, pero a la Luna no.
La Luna es tan poderosa como el Sol, pero de un poder más sosegado. La Luna guarda secretos y el Sol siempre ha sido más indiscreto... El Sol y la Luna, la realidad, la realura...
A la Luna no se le olvida que yo le acompañé cuando más sola estaba, y aunque ya me sabía de memoria el show, nunca dejaba de ver su obra.

21 vueltas al Sol y todavía no me he dejado llevar por la consciencia. Y que conste que no me da vértigo, que no le temo a las curvas... Lo que pasa es que soy así, y así es como me cuentan mis letras. Me descubro en ellas y en ellas me pierdo y por ellas y con ellas me transformo, por eso este blog es como esa caja donde uno guarda aquellos tesoros: unas fotos, un fósforo de madera con una declaración escrita con letra diminuta, una púa de guitarra, una carta, un "te espero"...

De la primera historia a la última hay un Universo entero, imperfecto y glorioso, sorprendente y zalamero, ingenuo e iluso, pero siempre verdadero, y sin embargo después de todo... sigo sin sentirme llena.

Quiero agradecer a la Luna que me tocara con su dedo, que me hiciera amante del arte, que me diera la sed eterna de la duda y de la búsqueda y que me pusiera en la vida con una herida que no se puede cerrar si no es componiendo.
Que me pusiera ejemplos sin templos y que me hiciera sensible al color y al tacto del viento... y al dolor de los otros. Y que me hiciera guerrera, pero también me diera la capacidad de seguir riendo.

21 vueltas al Sol son las que te cuento. Cuentos, eso es. Yo escribo cuentos.

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