sábado, 18 de febrero de 2012

Antes de rendirnos, fuimos eternos.

Nos duele tanto separarnos porque nuestras almas están unidas. Es probable que siempre lo hayan estado y que eternamente lo estén. Quizá hayamos vivido mil vidas antes que ésta y nos hayamos encontrado en cada una de ellas. Y hasta es posible que en cada ocasión nos hayamos dividido por los mismos motivos. Eso significa que este adiós es a un tiempo un adiós de diez mil años y un preludio de lo que vendrá.
Cuando te miro, contemplo tu belleza y tu gracia y sé que han crecido con cada mundo que has vivido. También sé que te he estado esperando durante todas mis existencias anteriores. No buscaba a alguien como tú, sino a ti, pues tu sonrisa y la mía están destinadas a estar juntas. Y sin embargo, por razones que escapan a nuestro entendimiento, nos han obligado a despedirnos.

Me gustaría decirte que todo se arreglará entre nosotros, y te prometo hacer lo que esté en mis manos para que así sea. Pero si no volvemos a vernos y ésta es una verdadera despedida, sé que nos reencontraremos en otra vida. Volveremos a descubrirnos, y aunque las estrellas hayan cambiado, no nos amaremos sólo por esa vez, sino por todas las veces anteriores.

1 comentarios:

Unknown dijo...

muy lindo el texto, es muy profundo y esperanzador, o incluso o bastante conformista y poético. Nos sirve para aceptar y dejar partir, cuando sabemos que tendremos una nueva oportunidad quizás con esa alma gemela extraviada en este mundo que va y viene..

Publicar un comentario